
25 Ene Angelus
La oración del Ángelus tiene su origen en el siglo XV: el papa Calixto III, tras la victoriosa batalla del Santo Imperio Romano Germánico sobre el ejército otomano el 21 de julio de 1456, ordenó en señal de agradecimiento que todas las campanas de la cristiandad repicaran cada día por la mañana, a mediodía y por la noche. Esta plegaria tomó el nombre del Ángelus y Château Angélus enarbola en su etiqueta una campana sobre un fondo claro evocando los momentos de oración de la plegaria epónima.
Auténtico símbolo de la Casa, la campana recorre las épocas, vistiéndose de dorado, revistiendo sucesivamente su apariencia de líneas puras, barrocas o estilizadas… “La moda pasa, el estilo permanece” decía Coco Chanel… Lo mismo ocurre con la campana, testigo permanente de una gran historia familiar, que encarna una auténtica identidad real y una verdadera personalidad. Su elegancia esconde valores de tradición, modernidad y exigencia al servicio del renombre de la propiedad.
El treinta vintage de esta añada del 2014 (50%Merlor y 50% Cabernet Franc), es el perfeccionamiento por parte de su creador Hubert de Boüard de Laforest de las prácticas o técnicas, siempre cuidando el terruño y de la tipicidad de los vinos, que permite a Château Angélus ser reconocido como uno de grandes más reconocidos por su Appelation Saint Émilion Grand Cru Contrôlée ( AOC Saint-Émilion) . Este reconocimiento ha sido confirmado por todas las clasificaciones sucesivas, la última de las cuales sitúa a Château Angélus en el rango de Premier Grand Cru Classé “A” por méritos propios.
La añada 2014 conocida como «L’INDIEN» (Indio), fue descrita así de esta manera por Hubert de Boüard de Laforest:“Esta añada no se anunciaba particularmente buena, a pesar de una correcta floración”.
Una primavera complicada, un verano difícil, lleno de dudas, pero con una firme voluntad de no renunciar y de permanecer a la escucha del viñedo, atentos a sus necesidades. Una inquietud permanente y fuerte sobre la capacidad de las uvas para resistir las lluvias de agosto y las tormentas de septiembre. Después, desde el 30 de agosto, día tras día, el buen tiempo se instala y vuelve la confianza.
Decidimos correr el riesgo de aplazar la vendimia. Cada día, el mismo dilema, ¿recogemos la uva? ¡No, esperemos!
Por fin llegaría el 2 de octubre; dorado, cálido, magnífico. Permitiendo aplazar algunos días la vendimia de los viejos Merlots y esperar así el momento de plena madurez de los Cabernets Francs.
La nariz es muy pura, elegante. El ataque es preciso, la estructura va reforzándose poco a poco hasta alcanzar un equilibrio muy refinado entre la magnífica calidad de los taninos, el carácter carnoso, la tensión y la frescura.
-Aquí tienen la nota de cata de uno de mis vinos favoritos del lado derecho de Burdeos:
Vista: Color rojo picota, con ribete rubi, capa alta, lagrima media, brillante con ligeros sedimentos.
Nariz: Franco en nariz donde a copa parada destacamos la finura de su crianza en barrica y las notas de fruta tanto roja como negra, aromas de caja de puros, cedro, ahumados delicados, aromas golosos de fruta madura como las grosellas, arándanos, moras, frambuesas y fresas, oxigenamos la copa para abrir el vino y percibir una intensidad aromática alta muy elegante por su plenitud de registros tales como confituras de ciruela negra, notas florales como las violetas, herbáceo con menta, el tostado y la microoxigenación al vino de la barrica francesa aporta aún más aromas de canela, cacao negro y cueros entre otros.
Boca: Entrada potente aunque con cierta nota golosa dando paso a un vino con estructura y con taninos presentes pero suaves, envolvente con una acidez fresca que limpia la potencia citada antes, alcohol perfectamente bien integrado dando una redondez de lo que un vino debería ser, mineral, fresco, potente, estructurado, intenso pero elegante con un alcohol y tanicidad en segundo plano que deja la boca impregnada de aromas y sabores como el del mejor perfume, un retrogusto largo como desearíamos tener en una noche inolvidable con buena compañía y un buen menú digno de un 3 estrellas.
Podríamos decantar el vino, si, pero es también aconsejable disfrutar de el, despacio sin prisas, con una cena donde lo que buscamos es sorprender, tener una experiencia y sobre todo recordar porque los mejores momentos son aquellos que duran en los detalles.
Temperatura de servicio: 16ºC.
Armonizarlo con ajoblanco de anguila ahumada , gazpacho con corral de bogavante y cigalas confitadas en menta a la parrilla, tartar de cordero lechal modo a la Castellana con helado de patatas revolconas, Steak tartar de solomillo de rubia gallega, carpaccio de rape y carabineros con vinagreta ahumada de encina y miel de mil flores, crema de coliflor con rulo de mantequilla de cebollino fresco caviar de arenques y almendras frescas, ensalada de perdiz escabechada con verduritas baby, carnes rojas al carbón, pescados a la parrilla o con alguna salsa como el lenguado menier, postres tales el coulant chocolate negro.